Durante una época larga, en mis años de estudio en Berklee, me levantaba diariamente con dolor de espalda. Hoy creo que es importante conocer cuanto antes la postura correcta para tocar el piano en nuestro camino musical.
La rutina de café y aula de estudio está enemistada con la fisonomía humana natural. En realidad la postura misma del piano lo está, y casi diría que cualquier postura mantenida por un periodo de tiempo superior al que lo hacen los bebés en su bamboleo diario.
El problema es que estamos en este siglo veintiuno muy lejos de nuestra movilidad natural, y la postura al piano no es una excepción.
Resuenan comentarios como: -Si te duele la espalda después de tocar es porque te sientas mal-. Bien, sí y no.
La postura es indudablemente importante, pero su objetivo no es el de poder tocar indefinidamente sin que el cuerpo tenga nada que opinar, sino el de poder tocar el mayor tiempo posible seguido sin que el cuerpo se queje.
Estos son los cuatro comportamientos que a mí más me han servido y que son más del gusto de mi espalda. Te recomiendo que los pruebes. A mí me cambiaron la vida.
Contenido:
Cinco consejos para tener la postura correcta al piano
1 Cuando te sientes al piano mantén la elongación de tu espalda
Fácil de escribir, difícil de interiorizar y complicado de recordar cada vez que nos ponemos a tocar. La cosa consiste en utilizar exclusivamente los ejes de cadera, rodillas y tobillos al sentarse, manteniendo la columna vertebral recta. La sensación es parecida a imaginar que un hilo nos tira de la coronilla hacia arriba en todo momento. Parecida a la postura de los bailarines de ballet.
Una vez sentados intentaremos mantener esa postura, lo que pasa por posicionarse correctamente en la banqueta, que es el siguiente punto a tener en cuenta.
2 Posiciónate correctamente en la banqueta
Casi todas las sillas con que nos topamos a diario son máquinas de tortura para la espalda. La banqueta del piano es un si es no es. Lo ideal en una silla sería poder sentar el culo en el punto más alto del sillín, es decir una superficie de sentado inclinada hacia delante. En la banqueta del piano, podemos conseguir este efecto poniendo un pequeño cojín en la parte trasera del asiento.
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Si la banqueta es blanda, tenderemos a caer hacia atrás e ir apoyando el peso de la espalda donde no debemos poco a poco.
Dos formas de sentarse en la banqueta
Me gusta diferenciar dos formas de sentarse, a saber:
Si vas a utilizar el pedal: Cuando necesitamos movilidad en las piernas para acceder al pedal lo mejor es sentarse en la parte trasera del asiento; de tal forma que no necesites apoyar los pies en el suelo para mantener el equilibrio. Es decir, tener las piernas colgando. Esto permite independizar una correcta postura de la espalda de lo que hagan las piernas, pudiendo así pulsar y levantar el pedal sin que la espalda sufra.
Si no lo vas a utilizar:
Si no necesitamos tocar el pedal, ya sea un Bach o porque estamos tocando jazz a trío y no queremos emborronarlo todo, lo mejor es sentarse en la parte delantera del asiento. Para esto la silla debe estar situada algo más lejos del piano y los pies pisando el suelo con normalidad. Es en esta modalidad, en la que más funciona el cojín.
3 Haz caso a los avisos de tu espalda
Cuando empieces a notar que la espalda se queja, simplemente levántate y descansa. Esto es incluso más importante que tener la postura correcta para tocar. No tiene que ser dejarlo completamente por el resto del día, pero ese levantarse cinco minutos es la noche y el día a la hora de tocar en sesiones largas. Si además lo compaginas con beberte un vaso de agua y darte un paseo de la cocina al salón, mejor. Yo, además, cada vez que me levanto, estiro como explico en el punto cinco.
4 No bajar la barbilla
La postura natural y más generalizada para tocar el piano pasa por bajar la cabeza. Esto es un error muy comprensible, porque queremos mirar lo que estamos tocando.
El problema viene de que al hacerlo generamos un desequilibrio de la cabeza sobre su eje. La cabeza humana pesa alrededor de 8 kilogramos. En el estado erguido natural, la cabeza está en equilibrio sobre el atlas (un hueso situado en la parte superior del cuello y que actúa como el eje de un balancín).
Cuando la inclinamos hacia delante rompemos ese equilibrio dando lugar a tensiones musculares. Es aquí donde surge el dolor.
La solución no es no mirar al piano (lo cual también lo solucionaría y es recomendable si vas a estudiar mucho tiempo), sino mirar bajando exclusivamente la mirada y manteniendo por tanto la cabeza en su eje.
5 Estirar siempre al levantarse de tocar
Descubrí por aquellos años de universidad, y gracias a un médico madrileño, el estiramiento que utilizo hoy día y que me salvó de los dolores de espalda matutinos. Este es más fácil de interiorizar. El pianista tiende a encoger el músculo pectoral con su postura. La idea de este estiramiento es corregir ese encogimiento del músculo después de cada sesión.
Visualmente es parecido a ver un discóbolo griego agarrado a una pared.
Nos situamos al lado de una pared o esquina de la casa y elevamos el brazo por encima de la cabeza, apoyándolo en la pared; una vez echo esto, giramos el torso para estirar el músculo pectoral. Mantenemos la posición 10 ó 15 segundos y cambiamos para hacer lo mismo con el otro brazo.
¡Gracias por leer! Espero que te haya servido el artículo.
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